A dos días de la imposición de aranceles del 25% a productos importados desde México a Estados Unidos, prevista para el 1 de febrero, las discrepancias entre autoridades de ambos países continúan. Por un lado, las estadounidenses afirman que la medida arancelaria se pondrá en marcha y, por otro, las mexicanas aseguran tener un plan para enfrentarlas, por lo que descartan sorpresas o “reacciones intempestivas”.
La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles tiene tintes añejos que se remontan al 2017, cuando amenazó al entonces mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, con dicha acción para productos de su vecino del sur.
En aquel tiempo Trump también tenía el interés de controlar la inmigración “desbordada e ilegal” hacia el vecino del norte con la imposición de aranceles y, además, de construir un muro en la frontera norte pagado con el erario mexicano.
En 2018 la amenaza se cumplió. Estados Unidos impuso aranceles a las importaciones de acero y aluminio del 25% y 10% proveniente de México, Canadá y la Unión Europea, a lo que México respondió de la misma forma, pero para varios productos estadounidenses, como carne de cerdo, papas, arándanos, whisky y materiales de construcción, con tasas que iban del 15% al 25 por ciento.
Al final, México y el vecino del norte llegaron a un acuerdo para eliminar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio.
En 2019, cuando ya gobernaba Andrés Manuel López Obrador (AMLO), subió de tono la política comercial proteccionista de Trump que, con su carácter altivo, nuevamente amenazó con aranceles que aumentarían gradualmente desde una tasa inicial del 5 por ciento.
De acuerdo con el comunicado que emitió la Casa Blanca en ese entonces, del 5% los aranceles pasarían al “10% el 1 de julio, al 15% el 1 de agosto, al 20% el 1 de septiembre y al 25% el 1 de octubre”. El motivo de los aranceles en ese año era el mismo que el de hoy: detener la inmigración ilegal, con el agregado de frenar el tráfico de fentanilo, que en los últimos años ha ocasionado una crisis de salud en la Unión Americana.
“La cooperación pasiva de México para permitir esta incursión masiva constituye una emergencia y una amenaza extraordinaria para la seguridad nacional y la economía de Estados Unidos”, se informó en el comunicado de 2019. El texto también señalaba que “México tiene leyes de inmigración muy fuertes y podría detener fácilmente el flujo ilegal de migrantes, incluso devolviéndolos a sus países de origen”.
Ante ello, AMLO respondió con una carta en la que descartaba la confrontación y apelaba a la buena relación de ambos países a lo largo de la historia. También explicaba que su política migratoria se basaba en los derechos humanos.
“Usted sabe que nosotros estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad de evitar, en la medida de lo posible y sin violentar los derechos humanos, el paso por nuestro país”, se indicaba en la misiva de López Obrador, quien invitó a Trump a “profundizar el diálogo”.
Recientemente, desde su campaña para un segundo periodo como presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha utilizado la imposición de aranceles constantemente.
Para Alfredo Careaga, director de Desarrollo de Negocio de THB México, uno de los temas torales en la relación comercial entre ambos países es la posible imposición de aranceles a productos mexicanos, lo cual podría extenderse a otras economías del mundo, y afectaría, incluso, al consumidor estadounidense.
“El poner aranceles no solo nos afecta a nosotros, sino también al consumidor americano, es un poco, quizás contradictorio en el sentido de que una de las políticas de Trump es que quieren controlar la inflación”, aseguró.
El especialista indicó que Trump estaría dándose “un disparo en el pie” con las políticas comerciales proteccionistas que busca implementar, y recordó que el tema del negocio y el foco que se puso en México como un centro de suministros hacia Estados Unidos era la pelea o guerra comercial que tuvo Donald Trump con China en su primer periodo como presidente del vecino del norte.
“Por un lado se peleó con China, pero ahora parece que se está peleando con México. Al final me parece que Estados Unidos no puede vivir en esa burbuja y sí necesita algo, este aliado comercial para temas de suministro, para términos de manufactura barata, entonces por eso es un poquito contradictoria la postura de Trump”, subrayó Careaga.
Ante la imposición de aranceles que está prevista para el próximo 1 de febrero, la presidenta Claudia Sheinbaum descartó que Trump lleve a cabo esta medida, pese a que apenas el pasado 28 de enero, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que la aplicación de aranceles de 25% en contra de los productos importados desde México y Canadá se mantiene para esa fecha.
En ese sentido, Sheinbaum aseguró que hay un plan en caso de que se llegue a dar dicha situación. “No creemos que vaya a ocurrir, la verdad, y si ocurre, también tenemos nuestro plan. Ya lo informaremos”, afirmó la presidenta en su conferencia de prensa matutina del 29 de enero, y agregó que “hay conversaciones, hay diálogo. No creemos que vaya a venir esta definición de los aranceles, pero ya también estamos preparados”.
Por su parte, Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Economía, respaldó las declaraciones de Sheinbaum en el marco de la 85 Asamblea General Anual de la American Society.
“No te puedo revelar qué está previsto, pero sí puedes tener la garantía de que lo hemos estudiado muchísimo. Lo hemos preparado muchísimo y lo hemos pensado muchísimo; o sea, sorpresas no va a haber ni tampoco reacciones intempestivas”, recalcó.