¡Ya es un hecho! La imposición de aranceles del 25% a las importaciones mexicanas por parte de la administración de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, sacudió este martes al sector transporte y logístico en la frontera norte de México, generando incertidumbre en los cruces y afectando la operatividad de transportistas y agentes aduanales.
Carlos Fernández, presidente de la Asociación de Transportistas de Carga de Nuevo Laredo (ATC) y miembro del Consejo Nacional Ejecutivo de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), describió la situación como un golpe severo para la región.
“El impacto aquí es brutal porque toda la carga que llega por la carretera 85 a Nuevo Laredo es carga internacional. La que se descarga en Nuevo Laredo es mínima”, explicó Fernández.
Manuel Díaz, presidente de Supply Chain de México y asesor en comercio exterior, señaló que muchas empresas han optado por detener sus embarques hasta que haya mayor claridad, sin embargo, detalló que, aunque aquellas con mercancía imprescindible ya han comenzado a pagar los aranceles, aceptando el costo como parte de su estrategia para mantener el flujo comercial, esta medida podría desencadenar costos extra por el almacenamiento.
“Las empresas están en espera de ver qué pasa. Algunas han detenido embarques, pero otras han decidido pagar el arancel porque mantener inventarios detenidos termina siendo más caro”, explicó.
Fernández advirtió que el verdadero alcance de la medida dependerá de la duración de los aranceles y de cómo reaccione el mercado.
Por su parte, Díaz señaló que estos aranceles podrían derivar en cambios estructurales en el comercio bilateral, entre los escenarios posibles, menciona la transformación del T-MEC en un acuerdo exclusivamente entre México y Estados Unidos, dejando fuera a Canadá.
“En 10 días veremos cómo evolucionan las cosas, pero el escenario más probable es que se impongan aranceles selectivos y que el T-MEC, en la práctica, se convierta en un acuerdo bilateral”, señaló.
Díaz aseguró que la imposición de aranceles tendrá un impacto inflacionario en los productos terminados, estimado entre un 7% y 8 por ciento. Esto se debe a costos adicionales en comercialización, logística, marcas y patentes, y aunque el incremento no alcanza el 25% total del arancel, sí representa un golpe significativo para empresas y consumidores.
“El problema no es solo el arancel, sino cómo se reflejará en el consumidor final. No veremos un impacto del 25% en los precios, pero sí de al menos un 7% u 8% debido a la estructura de costos de comercialización y logística”, detalló el especialista.
El gobierno mexicano ha decidido responder con moderación, una postura que le atrae críticas, pero que podría evitar una escalada comercial más grave, aseguró Manuel Díaz.
Algunas voces sugieren imponer aranceles espejo como represalia, pero Díaz advierte que esto solo encarecería productos esenciales que México necesita importar.
“No estoy de acuerdo con los aranceles espejo. Solo encarecen productos que de todos modos necesitamos comprar, y el pueblo más pobre terminaría pagando ese costo. No tenemos el músculo para una guerra de tú a tú”, enfatizó.
Por su parte, el sector logístico y de transporte, cuando los aranceles aún eran “una amenaza” de Trump, y no habían sido aprobados, ya comenzaban a tomar medidas preventivas.
Averitt, proveedor de soluciones transfronterizas, destacó la importancia de fortalecer las cadenas de suministro mediante el almacenamiento estratégico, ofreciendo la reubicación de inventarios como una alternativa para mitigar el impacto de los aranceles.
Ante este panorama, algunas empresas han empezado a explorar opciones de almacenamiento en puntos estratégicos dentro de Estados Unidos para garantizar la continuidad de sus operaciones y evitar costos adicionales en los cruces fronterizos.
Desde el lado logístico, Eduardo Chaim, director comercial de VAX Solutions, subrayó la volatilidad del comercio transfronterizo.
“La incertidumbre y la tensión continúan afectando al sector. Es fundamental actuar con rapidez y anticiparse a los cambios, analizando cómo diversificar las operaciones y adaptarse al nuevo escenario”, expresó Chaim.
De acuerdo con su análisis, los movimientos de carga han presentado fluctuaciones significativas en las últimas semanas.
“Mis clientes están pidiendo el mismo número de servicios, pero los piden en una semana en lugar de distribuirlos en todo el mes. Entonces los almacenes se incrementan de inventario, el flujo de requerimientos es mucho más denso en un solo periodo y después queda muy libre”, detalló.
Carlos Fernández también indicó que la medida ya está afectando proyectos de inversión, no obstante, destacó que aún es pronto para evaluar si el flujo diario de comercio sufrirá un cambio drástico.
Sobre la reacción del gobierno mexicano, Fernández consideró que la postura de la presidenta Claudia Sheinbaum está más orientada a un mensaje político que a medidas concretas para el sector. Dijo que la prioridad debe ser la generación de un plan estratégico con los actores clave.
Por su parte, Israel Delgado, presidente de la región noroeste de la Canacar, comentó a través de sus redes sociales que las empresas transportistas deben adaptarse y evolucionar ante cualquier situación.
La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) dijo que la aplicación de aranceles de Estados Unidos genera incertidumbre y podría impactar negativamente a diversos sectores económicos del país.
“México y Estados Unidos han construido una relación comercial estrecha y complementaria, sustentada en el T-MEC. Cualquier medida que altere este equilibrio debe ser revisada con base en los mecanismos de diálogo y solución de controversias contemplados en el propio tratado”, sostuvo.
Afirmó que la estabilidad y competitividad de ambos países dependen de la cooperación y del fortalecimiento de sus cadenas de valor, además los aranceles no sólo afectan a México y Canadá, sino también a las empresas estadounidenses integradas en las cadenas de valor de la región y, sobre todo, a los consumidores estadounidenses.
Por ello, confían en la capacidad del Gobierno de México para impulsar una solución que permita mitigar los efectos de esta decisión, protegiendo el desarrollo económico, la inversión productiva y el empleo en el país.
“Cerramos filas con el sector productivo y con nuestras autoridades, reiterando nuestra disposición para colaborar en la construcción de estrategias que fortalezcan la competitividad de México en el comercio internacional”, indicó.
En este sentido, precisó que continuarán atentos a la evolución del tema, “convencidos de que el diálogo y la cooperación seguirán siendo los pilares de la relación entre ambas naciones”.
Por ahora, el sector se mantiene en vilo, a la espera de ajustes comerciales y políticos que definan el verdadero alcance del nuevo escenario arancelario. “Estamos congelados con la noticia y poco a poco se irá viendo el efecto de la medida“, concluyó Fernández.